La confianza de los empresarios hosteleros sobre la evolución de sus negocios continuó en negativo en el tercer trimestre del año, encadenando cinco trimestres consecutivos con valoraciones desfavorables. Así lo recoge el Indicador de Confianza Hostelera correspondiente al tercer trimestre, elaborado por HOSTELERÍA DE ESPAÑA, que mide trimestralmente la percepción del sector sobre la evolución de su actividad.
El índice de confianza se situó en 89,1 puntos, por debajo del umbral neutral de 100 (que marca el equilibrio entre valoraciones positivas y negativas), y en línea con el resultado del trimestre anterior (88,4 puntos). Los tres componentes del Indicador (anual, trimestral y expectativas), tuvieron resultados negativos. El índice trimestral se mantuvo prácticamente en equilibrio, mientras que las expectativas para el último trimestre del año reflejan el mayor pesimismo.
Comparando con el segundo trimestre de 2025, el balance fue de -0,3 puntos, con valoraciones positivas (36%) y negativas (36,3%) prácticamente igualadas, y un 27,8% de empresarios que no percibió cambios.
La comparación respecto al tercer trimestre de 2024 tuvo un balance de -5,5 puntos, siendo el tercer trimestre consecutivo con resultado desfavorable, aunque más moderado que el de los dos trimestres anteriores y que en el mismo período de 2024. Un 31,7% de los empresarios consideró que la situación había mejorado respecto al año anterior, frente a un 37,2% que la percibió peor, y un 31,1% que no observó variaciones.
Las expectativas para el último trimestre del año presentan el balance más negativo de los tres índices que componen el Indicador, acentuando la tendencia desfavorable del trimestre anterior, con -27 puntos. Sólo un 19,4% confía en una mejora de la actividad, mientras que un 46,5% que anticipa un empeoramiento, y un 34,1% no espera cambios.
En cuanto a los factores internos que más afectan a los resultados empresariales, la mayor presión fiscal se sitúa como la principal preocupación, seguida del aumento de los costes de las materias primas, con las mayores valoraciones. Los costes salariales, aunque pierden algo de relevancia, ocupan el tercer lugar. Por su parte, la pérdida de competitividad continúa siendo el factor de menor impacto.
Entre los factores externos, los precios altos ganan protagonismo y se convierten en la principal inquietud, superando a la productividad del empleo, que pasa a la segunda posición, seguida de los costes financieros.
