Barcelona ha acogido en la mañana de hoy una rueda de prensa conjunta entre los representantes de las principales organizaciones empresariales de Cataluña y Hostelería de España para dar a conocer las principales alegaciones presentadas tras la aprobación por parte del Consejo de Ministros del anteproyecto de ley que modifica la Ley 28/2005, y el cierre del periodo de alegaciones el pasado 30 de septiembre . Desde el sector se solicita al Ministerio de Sanidad equiparar los espacios abiertos, ya que las diferenciaciones que establece el actual anteproyecto según tipo de establecimientos no se corresponden con las evidencias científicas sobre la salud pública, que por otro lado alega el Ministerio.
En la rueda de prensa han participado José Luis Álvarez Almeida,presidente de Hostelería de España; Roger Pallarols,secretario general de Gremi de Restauracio de Barcelona; Josep Ginesta,secretarion general de PIMEC; Benet Maimi, director de Relaciones Institucionales de Foment del Treball y Gabriel Jené, presidente de Barcelona Oberta .
Entre los principales puntos abordados destaca:
- Un sector eminentemente sin humo
La restauración es ya, a día de hoy, un espacio eminentemente sin humo. El interior de todos los bares y restaurantes lo es. En la mayoría de los establecimientos, la terraza supone entre un 10 y un 20 % del aforo total. El derecho de las personas consumidoras a disfrutar de la restauración en un entorno sin humo está plenamente garantizado.
- La OMS destaca el grado de cumplimiento de la legislación en España
No estamos ante un vacío legal: la ley vigente ya regula cuándo se puede o no fumar en una terraza, y prohíbe fumar cuando no se garantiza adecuadamente la circulación del aire. La norma española es una de las más avanzadas del mundo; la OMS, de hecho, ha destacado su grado de cumplimiento en un informe reciente (Report on the Global Tobacco Epidemic): España es uno de los siete países, de más de 190, con mayores índices de cumplimiento.
- Fracaso estrepitoso de la iniciativa ciudadana europea
No existe ningún tipo de demanda social. En el caso de la ciudad de Barcelona, el último barómetro municipal (publicado hace pocos días) es muy contundente: las preocupaciones son otras —la inseguridad, el acceso a la vivienda, la limpieza, etc.—, así como cuestiones ligadas a la situación personal (paro, condiciones laborales, etc.).
Por otra parte, en 2023 se promovió una iniciativa ciudadana europea que pedía un endurecimiento del marco regulador del tabaco. Este mecanismo (muy similar a la Iniciativa Legislativa Popular española) permite que los ciudadanos participen en la configuración de la Unión solicitando a la Comisión Europea que proponga una determinada ley. Cuando la iniciativa alcanza un millón de firmas válidas, la Comisión está obligada a intervenir y decidir qué medidas adoptar.
Pues bien, la propuesta, impulsada por una entidad española, hacía una referencia expresa a prohibir el consumo de este producto en las terrazas de bares y restaurantes. A nivel europeo, la iniciativa recogió 22.000 firmas, una cifra muy lejos del millón necesario. Las 9.000 personas españolas que firmaron representan el 0,02 % de la población de España.
- Las verdaderas prioridades del sistema público de salud
El sistema público de salud tiene otras prioridades mucho más urgentes: la reducción de las listas de espera, el fortalecimiento de la atención primaria, la financiación crónica insuficiente del sistema, las condiciones laborales de los profesionales, etc. Prueba de ello es que el pasado viernes 3 de octubre se convocó una huelga de médicos. Conviene que el Ministerio de Sanidad dedique todas sus energías a estas cuestiones.
- De refugio de fumadores a espacio de convivencia
Se ha dicho que la prohibición —primero parcial (2006) y finalmente total (2011)— del humo en el interior de los establecimientos de restauración no tuvo el impacto económico que había pronosticado el sector, y que, de igual modo, las advertencias actuales tampoco se confirmarán. La realidad, sin embargo, es que la aparición de las terrazas amortiguó el golpe.
Debe tenerse en cuenta que en aquel momento la presencia de terrazas en la ciudad de Barcelona era mucho menor, casi residual y muy circunscrita a la temporada de verano. Como consecuencia de la prohibición, las terrazas crecieron de forma exponencial. El cliente fumador encontró refugio en esos nuevos espacios de consumo.
Con el paso de los años, las terrazas se han convertido en un espacio de convivencia. También la pandemia contribuyó a ello. Las propias administraciones públicas han reconocido que esta convivencia es pacífica y que el volumen de incidentes entre clientes es mínimo.
- También los clientes no fumadores se desmarcan
Sentarse en una terraza no es obligatorio y, si se quiere evitar el humo, el cliente puede optar por el interior del establecimiento. Sería lógico, por tanto, que antes de tomar una decisión de este tipo se consultara a las personas directamente afectadas, es decir, los clientes de las terrazas.
El Ministerio de Sanidad ha aludido insistentemente a una demanda social que, en cualquier caso, no ha acreditado. Quien sí ha realizado un proceso de escucha ha sido el propio sector. En los últimos años se han hecho dos encuestas de opinión entre los usuarios de las terrazas.
La primera, realizada por el Gremio de Restauración en otoño de 2021, confirmaba el alto grado de aceptación y consenso que suscita el marco normativo actual: el 76 % de los encuestados consideraba que la terraza facilita la convivencia entre fumadores y no fumadores. Preguntados por la prohibición ahora debatida, el 82 % se mostraba en contra. Además, los datos confirmaban que se trataba de una posición transversal, no exclusiva de los fumadores. De hecho, por cada tres no fumadores que prohibirían el consumo de tabaco, había siete que no lo consideraban necesario.
La segunda encuesta, realizada por la empresa 40 dB para Hostelería de España, es muy reciente (julio de 2025). El 85 % de los encuestados opinaba que los fumadores seguirán fumando aunque tengan que alejarse unos metros de la terraza. Seis de cada diez clientes dudaban de que la prohibición se cumpla en el día a día
- Desproporción
La prohibición es desproporcionada. El impacto sobre el sector de la restauración no ha sido suficientemente evaluado durante la elaboración de la propuesta.
- Impacto en la industria turística
A nivel turístico, España compite con los países de su entorno, donde se ha descartado conscientemente la prohibición que propone el Gobierno de España. La medida, por tanto, nos alejaría del marco regulador de países competidores como Italia, Portugal o Francia.
El caso de Francia, además, es muy claro y reciente. El Ejecutivo de ese país ha prohibido fumar en espacios exteriores como parques, jardines y paradas de autobús, y al mismo tiempo ha excluido las terrazas de bares y restaurantes. La decisión demuestra una clara voluntad de proteger un sector tan estratégico como la hostelería y de evitar impactos innecesarios sobre la actividad económica.
- La medida no viene impuesta por la normativa comunitaria
La Unión Europea no se mueve en esa dirección. El único país que ha prohibido fumar en las terrazas es Suecia, donde el tabaco oral (snus) es legal y está muy extendido (tabaco que sí se puede consumir en las terrazas). Además, es evidente que la cultura de ese país es muy diferente de la mediterránea.
- Los hosteleros no son policías
La norma impone a los titulares de bares y restaurantes un papel de vigilancia activa que claramente excede sus funciones y capacidades. Los restauradores, en efecto, no son policías.
Además, se les hace responsables de la infracción (concretamente, por “tolerar” que se incumpla la prohibición).
- Dudas sobre la eficacia de la prohibición
La prohibición no reduce el consumo, sino que lo desplaza. Provocará un ocio desordenado y, muy probablemente, conflictos de convivencia con el vecindario que ahora no se producen.
- Agravio comparativo
Se propone prohibir el consumo de tabaco en las terrazas de los bares, pero se permite en espacios muy similares . También en el exterior de los centros de trabajo, incluso cuando están destinados a la restauración. Esta discriminación es inadmisible y pone de manifiesto la falta de coherencia.
- La deriva prohibicionista
El Gremio respeta la posición de los profesionales sanitarios. Es absolutamente necesario concienciar a la población y recordar los peligros asociados al consumo de determinados productos que, como el tabaco, generan adicción (algo que ya se hace, por ejemplo, a través de las campañas institucionales que la OMS valora positivamente en su informe).
Ahora bien, a continuación, debe respetarse la autonomía de los ciudadanos: son personas adultas. Si fuman, lo hacen sabiendo que es perjudicial. La restauración ni promueve ni deja de promover el consumo de tabaco.
Dicho esto, nos oponemos a esta deriva prohibicionista. Tampoco podemos aceptar como sociedad que se prohíba todo aquello que molesta (a las personas nos molestan cosas distintas). Para convivir, hacen falta empatía y generosidad.
- Proyecto personal
Por todo ello, creemos que se trata de un proyecto personal de la ministra Mónica García, quien no dispone de los apoyos parlamentarios necesarios para sacar adelante la norma. Lo que se estaría buscando es notoriedad mediática ante la posibilidad de una convocatoria electoral anticipada.